
Los sindicatos, esas agrupaciones raras y oscuras que se crearon para defender a los trabajadores frente a los abusos de empresarios y gobiernos. Curiosamente y con el tiempo de esta llamada democracia han triunfado los sindicatos simpatizantes con la izquierda, que realmente se suponía que era la opción política que debía defender al pobre trabajador frente al empresario explotador. Estas tonterías bulísticas y enormemente engañosas son las que han llevado a tener pero no tener sindicatos ni intermediarios razonablemente imparciales o sinceros.
No concibo un trabajador que actúe en contra de su empresa, porque la realidad de cualquier empresa es la unión de empresario y trabajadores para que esa empresa crezca y mejoren todos. Sí, se que esto es la parte bonita de la teoría y que hay empresarios que se embolsan sin repartir ni mejorar con sus empleados, pero queramos que no al menos han creado esos puestos de trabajo.
Los sindicatos están para defender al trabajador y ahora, cuando de verdad deben salir a las calles y justificar esos salarios de despachos liberados, es cuando aceptan el chantaje gubernamental y permanecen en sus trincheras de barbas sucias y puros raídos en mercedes nuevos mientras miran la hora en los relojes Cartier regalo de los gobernantes. Las chaquetas de pana y las camisas abiertas dan paso al trapicheo mafioso y a los eternos vagos de cada empresa hablando pero no actuando.
Tocaremos la cifra de cinco millones de parados(una vez más insisto en la falsedad de estos números) y los sindicatos seguirán en sus palacios de espera, en sus barracones ultraizquierdistas a la espera de la orden para acudir a la llamada de auxilio de un gobierno que jamás debió estar donde está.
Mientras sus afiliados, esos trabajadores que confían una cuota a los sindicatos y unas ilusiones a un compañero vividor, pasan hambre y temen por el día de mañana, los representantes sindicales ni aparecen en las prensas manipuladas para, más que sea, analizar la situación. Ocultismo y cobardía que es la mejor arma de la ultraizquierda y todas sus ramas, llámese ETA, llámese ministerio del interior o llámese sindicato. La misma basura comprada y silenciada para que el trabajador se crea protegido por quienes les están degollando.
No es cuestión de hablar de huelgas generales ni de paros justificados, porque los trabajadores no están para chuflas que les pueda costar el puesto de trabajo, es habar simplemente de gentes honradas que escasean en los ámbitos sindicales y gubernamentales, es hacer España dentro de España, una nación de hombres libres y trabajadores que ahora son manojos de espárragos bien atados por las gomas de los engañosos sindicatos y gobernantes.
Pero el pueblo tiene un tope, siempre el español ha tenido su tope. Las risas, el" ya se solucionará" o el "veamos a ver que pasa", está dando paso al hambre y al" no llego a fin de mes" o a " mi hijo no va a pasar necesidad". Y esto es muy peligroso, despertar al pueblo es muy peligroso para los cinismos políticos y los egocentrismos dictatoriales. España calla y otorga, pero también sabemos hacer la justicia popular.
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