Decía Calderón de la Barca, gran poeta y dramaturgo español, y veterano infante, que el oficio de las armas no es más que la religión de los hombres honrados, no le faltaba razón a tan insigne español. No hay mejor pueblo para presumir de su milicia y de sus epopeyas que el nuestro, aquél que “pare a los hombres armados” como decía el monarca francés Francisco I. Sin embargo es precisamente este pueblo el que en su más enloquecida carrera a la autodestrucción reniega de tan glorioso pasado, ya sea de forma consciente o inconsciente.
Desde hace más de 30 años el ejército español ha estado sufriendo golpes que habrían sido mortales para cualquier otra institución, reestructuraciones lamentables, disolución de unidades, presupuestos irrisorios y desplantes y recelos injustificables. Todo ello tiene como principal objetivo la desvirtuación de nuestras fuerzas armadas, una desvirtuación que se plasma en medidas que pretenden desmilitarizar el ejército, convertirlo en un área más de esta nefasta administración funcionarial, eliminando todos los valores y principios que las fuerzas armadas encarnan.
Durante los años 80 y 90 las continuas reestructuraciones hicieron que nuestras fuerzas armadas pasasen de más de 350 mil efectivos a contar con 180 mil, posteriormente, a comienzos de los 90 se pretendió eliminar nuestra mejor unidad de infantería, la legión española, pero su encomiable labor en los balcanes hizo que la medida fuese meditada y finalmente rechazada.Con el gobierno de José María Aznar se llevó a cabo la profesionalización de las fuerzas armadas, un proceso que se hizo alocadamente y sin tener en cuenta los pasos y tiempos que tal cometido exigía, no se cubrieron plazas, no se cumplieron objetivos de plantillas, y se maltrato a aquellos soldados que querían hacer de la milicia su vida, echándolos a la calle, tan lamentable actuación llevo a tomar una medida urgente a la vez que cuestionable, la inclusión de personal extranjero en el ejército español, una medida que en un principio tan solo afectaba a unidades de élite, como la legión, los regulares o la brigada paracaidista, el por aquel entonces ministro de defensa, Federico Trillo estableció un límite del 2% para el personal extranjero, ese 2% íba a llenar las plantillas de tan solo 3 unidades con lo que ello suponía, durante los primeros años de profesionalización había igual número de promociones de soldados nacionales que de soldados extranjeros, esta situación que fue provocada por la extrema necesidad de efectivos de tropa, no fue temporal sino que se convirtió en un recurso más para nuestras fuerzas armadas, y así se ha llegado al 7% de personal extranjero, esta vez sin limitación de puestos y de unidades con el peligro que eso supone, especialmente en Ceuta y Melilla.
Este proceso de “mercenarización” de nuestras fuerzas armadas está siendo completado con medidas encaminadas a eliminar todos los valores y principios que encarnan la institución militar como la nefasta selección de cuadros de mando y tropa, la eliminación de juramentos, de lemas o de contenidos en las academias militares, la paulatina destrucción de unidades punteras tipo Legión, que en apenas un año ha sufrido la eliminación de dos de sus banderas,(batallones),para más inri, en las ciudades de Ceuta y Melilla, y por último la creación de unidades de naturaleza pseudocivil completadas con efectivos de unidades de mucho mayor valor militar.
Pero sin duda uno de los mayores agravios que ha sufrido el ejército español es ver cómo este ejecutivo ha nombrado como ministra de defensa a la misma mujer que se declaró en su día nacionalista catalana, pacifista, y firme defensora de aquél actor recientemente fallecido de cuyo nombre no quiero acordarme que dijo lindezas como “me suda la polla España, que les explote la puta España en los cojones”, esta misma señora es la que dirige a aquellos que han jurado derramar si fuera necesario hasta la última gota de sangre por España.
Recién escribo este artículo llegan noticias de una inmediata retirada de Kosovo, retirada que se tenía que haber realizado al declararse su independencia de Serbia, y no ahora sin previo aviso y dejando el prestigio de nuestro ejército, una vez más a la altura del betún después de la “espantá” de Irak, estas decisiones hacen que todo el trabajo y respeto ganado con sangre y sacrificio por nuestros soldados sea echado al traste, una más en la línea de flotación de nuestro ejército.
Como es lógico toda esta historia de traiciones, humillaciones y agravios han encontrado su respuesta en cierto sector de nuestro ejército, manifestaciones como las que realizó el General Mena, el Capitán de la Legión Roberto Calderón, el general de brigada Blas Piñar, o el comandante militar de La Coruña han sido quizá ahogadas incluso por muchos de sus compañeros, sin embargo es cierto que también han sido un bálsamo para todos aquellos, que a pesar de lo que pretende esta casta política que padecemos, llevan sufriendo durante años una frustración interna entre los que quizá son sus dos máximos principios, el HONOR y la DISCIPLINA. No sabe la suerte que tiene esta clase política de que sean precisamente los principios que se quieren eliminar los que les salven el pellejo.
El silencio es algo muy castrense y muy español, una tradición que aún, por lo que se ve no se ha perdido en la milicia, y que hace tragar con todo tipo de ataques directos, y vejaciones, como por ejemplo el de no tener dinero para poner inhibidores de frecuencia en nuestros vehículos en Afganistán o en el Líbano pero si haya una partida extraordinaria de defensa de nada más y nada menos que 200 mil euros para eliminar una vidriera en la academia militar de Toledo. ¿Hasta cuándo durará esta muestra de encomiable disciplina de nuestro ejército?, ¿quizá se está confundiendo la lealtad a España con la lealtad al gobierno?...Sirva este artículo para apoyar a aquellos patriotas que aún siguen en buen numero en nuestro ejército, cuyas espaldas son las más gruesas que hay en España.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.
Pedro Calderón de la Barca.
Firmado: Maderal.
¡¡MUY, MUY BUEN ARTICULO!!
ResponderEliminarLo has calcado y con mucha correción, pues te has dejado fuera a quienes desde dentro colaboran a este contuvernio.
ResponderEliminarLo de la ministra es de Juzgado de Guardia. Labores humanitarias y panoplias de ese tipo. Para esos trabajos esta la Cruz Roja, Medicos sin Fronteras, Caritas etc.. Le estan quitado valores a un ejercito que hace muchos años era temido. La infanteria española, era temida en toda Europa.Tios aguerridos, con dos cojones, Los Tercios. Franco termino de joderle, con sus mandos de enchufe y más jefes que indios. La puntilla es esta señora "meapilas" de la labores humanitarias y legionarios haciendo de enfermeras.Un legionario tiene que saber tirar, pelear, andar, correr, combatir, tecnologia de armas modernas etc... Sin embargo les hacen cursos de "Nancis".¡¡¡Que pena!!!. Ya me gustaria a mi ver a los "pacifistas, igualitarios", en caso de que a nuestro vecino del Sur, le de por tocar la moral.El Ejercito es una maquina de guerra, no un centro social para expresar chorradas politicas.
ResponderEliminarNuestro ejército hace mucho que está desprestigiado. Los españoles ya no quieren servir en él y se debe nutrir de extranjeros, mercenarios con intereses muy dispres, pero ninguno deseoso de servir a España, a la que no sienten.
ResponderEliminarEn cuanto a los mandos superiores, salvo honrosas excepciones, son una panda de pelotas arribistas. Así que los descendientes de los héroes de Pavía, Ceriñola, Cartagena de Indias, Pensacola y otras gestas no están a la altura de esa historia.
Saludos
En su día, el régimen juancarlista al completo tomó partido a favor de la voladura en pedazos de Yugoslavia, azuzada por Alemania y el Vaticano y ejecutada finalmente por la OTAN. El psocialista Solana, Secretario General de la OTAN, ordenó los bombardeos devastadores sobre Belgrado. A continuación, el PSOE se opuso a los ya débiles esfuerzos de Serbia para contener una insurrección separatista en una de sus provincias históricas, Kosovo. Todo ello favoreció que los terroristas kosovares impusieran por las bravas la independencia de ese enclave. En ese momento, el PSOE y el PP estuvieron de acuerdo en que España no debía reconocer al nuevo Estado, como tampoco lo reconoció la ONU. Pero de esto ha pasado más de un año. En este tiempo, nuestros soldados se han dedicado a garantizar un estatu quo que España consideraba ilegítimo; han oficiado como gendarmes del terror kosovar, impunemente lanzado a expulsar a la minoría serbia. Y esta situación ha dado argumentos a los nacionalismos antiespañoles para reafirmarse en sus aspiraciones secesionistas. Pero he aquí que miércoles 18 de marzo, Zapatero se levantó inspirado y cursó la orden de retirada de nuestros soldados de Kosovo. Ni Moratinos, ni el embajador en EEUU, Dezcallar, se enteraron de nada; Sanz Roldán y Bernardino León, tampoco. La orden fue impartida para cumplimiento directo por la mariscala de campo Chacón -capitán, ordene firmes- para que la comunicase a nuestras tropas. “Nos vamos a casa”.
ResponderEliminarHay que descartar que el apóstol de la alianza de civilizaciones haya caído en la cuenta de lo insostenible que resultaba permanecer en Kosovo como guardia de la porra de la construcción de un nuevo Estado musulmán en Europa. ¿Qué ha movido la improvisación de Zapatero? Poco nos importa; pero si pretendía repetir un golpe de efecto como el Iraq, sus cálculos le han fallado. Ha topado con el hecho de que, diga lo que diga la ONU, tanto Obama como la Unión Europea, empezando por Francia, están a favor del Estado kosovar independiente. Esta cuestión de fondo, y no el olvido de los protocolos diplomáticos o el puenteo del escalafón otánico, es la que ha enfurecido a los aliados. A la vista de la “decepción” de Obama, Zapatero se ha visto obligado a poner la marcha atrás. Ha tenido que aplazar, escalonar y coordinar bajo mando otánico la salida de tropas españolas de Kosovo y, además, los USA le han arrancado el compromiso de una “colaboración más intensa" en Afganistán.
Salvo pronunciamientos individuales, la toma de posición del PP contra la “espantada de Zapatero en Kosovo, que ha desairado a los aliados”, es la que cabía esperar de un partido que se proclama nacional español, pero que realmente es nacionalista yanqui.
El Partido Nacional Republicano reitera su demanda de retirada inmediata de todas nuestras tropas de Kosovo y del resto de los Balcanes, así como de Afganistán y Líbano. ¡Basta ya de utilizar a nuestras fuerzas armadas para misiones ajenas a los intereses nacionales de España! ¡Basta ya de disfrazarlas de ONG y de guardias de paz en medio de conflictos que no hemos provocado!
La misión de nuestros ejércitos es la guerra, pero nuestra guerra, no la de otros, y para ella deben prepararse. Por ejemplo, frente a las asechanzas del sátrapa de Marruecos sobre Ceuta, Melilla y las Canarias. Por ejemplo, frente a cualquier intento de golpe de fuerza separatista contra España.
Kosovo ha dejado muy claro que en la lamentable Europa del siglo XXI cabe la posibilidad de segregaciones separatistas para la creación de micro-Estados lingüísticos, raciales o religiosos.