Desconozco el contenido del Sumario del caso Gürtel, pero hay algo que no me cuadra o no llego a comprender. No sé si hoy no es mi mejor día, en el que debo de estar especialmente espeso, pero hay algo que se me escapa en lo de los trajes de Camps. A lo mejor hay algún alma caritativa que me puede echar un cable.
En primer lugar, se me escapa lo barato que se vende Camps, si es verdad lo que dicen. El Presidente Valenciano recibe unos trajes a cambio de contratos millonarios. No le conozco personalmente, pero le tengo por una persona inteligente que no tirar su carrera política por la borda por unos cuantos trajes, aunque sea una treintena. Y más teniendo en cuenta que seguir en política, con los salarios que se manejan, podría comprarse muchos más trajes con su propio dinero. Además, ¿para qué quiere ahora tantos trajes? Y sobre todo, ¡menudo fondo de armario tendría que tener!
En segundo lugar, la disparidad de las cifras que se manejan en torno al coste total de los trajes, que recibió Camps. Hace unas semanas decían que eran 30.000 €, que si son a 1.000 €/trajes, sale a un total de 30 trajes (tranquilamente se puede poner uno distinto cada día del mes). Y ahora pulula por la prensa que los trajes que recibió en especie tenían un valor de casi 13.000 €, que tampoco está mal el número de trajes que supuestamente habría recibido, ya que saldrían a unos 12. Pero ¿En qué quedamos en que eran trajes valorados en 30.000 o casi 13.000 €?
En tercer lugar, corríjanme si me equivoco, pero dicen que hay facturas que acreditan que se compraron los trajes, unos trajes que sirven para untar a un cargo público. Repito: existen facturas. Es poco creible porque no se le ocurre ni al que asó la manteca el dejar constancia de una ilegalidad con facturas.
En cuarto lugar, sobornar al Presidente de la Comunidad Autonóma de Valencia con trajes para conseguir contratos tiene un ligero problema, que no es otro que el que decide legalmente sobre qué empresas son contratadas por la Administración no es el Presidente sino los Consejeros o el órgano de contratación que, en virtud de norma legal o reglamentaria, tenga atribuida la facultad de contratar en nombre de la Administración (art. 40 Ley 30/2007, de Contratos del Sector Público). Por lo que no sólo estaría implicado el Presidente autonómico, al que se le tendría que acusar de un delito de tráfico de influencias del art. 428 del Código Penal, sino también al funcionario o funcionarios que pertenecen al órgano de contratación, por prevaricación (art. 404 CP), ya que estaría resolviendo de manera injusta.
De todas maneras, como sea cierto, Francisco Camps no sólo se merece ir a la cárcel por corrupto sino por ser más tonto que Abundio que vendió el coche para comprar la gasolina.
En primer lugar, se me escapa lo barato que se vende Camps, si es verdad lo que dicen. El Presidente Valenciano recibe unos trajes a cambio de contratos millonarios. No le conozco personalmente, pero le tengo por una persona inteligente que no tirar su carrera política por la borda por unos cuantos trajes, aunque sea una treintena. Y más teniendo en cuenta que seguir en política, con los salarios que se manejan, podría comprarse muchos más trajes con su propio dinero. Además, ¿para qué quiere ahora tantos trajes? Y sobre todo, ¡menudo fondo de armario tendría que tener!
En segundo lugar, la disparidad de las cifras que se manejan en torno al coste total de los trajes, que recibió Camps. Hace unas semanas decían que eran 30.000 €, que si son a 1.000 €/trajes, sale a un total de 30 trajes (tranquilamente se puede poner uno distinto cada día del mes). Y ahora pulula por la prensa que los trajes que recibió en especie tenían un valor de casi 13.000 €, que tampoco está mal el número de trajes que supuestamente habría recibido, ya que saldrían a unos 12. Pero ¿En qué quedamos en que eran trajes valorados en 30.000 o casi 13.000 €?
En tercer lugar, corríjanme si me equivoco, pero dicen que hay facturas que acreditan que se compraron los trajes, unos trajes que sirven para untar a un cargo público. Repito: existen facturas. Es poco creible porque no se le ocurre ni al que asó la manteca el dejar constancia de una ilegalidad con facturas.
En cuarto lugar, sobornar al Presidente de la Comunidad Autonóma de Valencia con trajes para conseguir contratos tiene un ligero problema, que no es otro que el que decide legalmente sobre qué empresas son contratadas por la Administración no es el Presidente sino los Consejeros o el órgano de contratación que, en virtud de norma legal o reglamentaria, tenga atribuida la facultad de contratar en nombre de la Administración (art. 40 Ley 30/2007, de Contratos del Sector Público). Por lo que no sólo estaría implicado el Presidente autonómico, al que se le tendría que acusar de un delito de tráfico de influencias del art. 428 del Código Penal, sino también al funcionario o funcionarios que pertenecen al órgano de contratación, por prevaricación (art. 404 CP), ya que estaría resolviendo de manera injusta.
De todas maneras, como sea cierto, Francisco Camps no sólo se merece ir a la cárcel por corrupto sino por ser más tonto que Abundio que vendió el coche para comprar la gasolina.
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