Zapatero definió un atentado terrorista como "accidente" y llamó "hombres de paz" a criminales de reconocida solvencia asesina. Y este lenguaje propio de los mafiosos lo utiliza sin que se le mueva ninguna de sus dos cejas. Pero el nieto del sargento Lozano no se identifica sólo con los hampones, también los genocidas como Santiago Carrillo tienen un lugar en su corazón masónico. La contínua infamia zapatética está en consonancia con la siniestra historia de la Pesoe, tan generosa en tiros en la nuca, paseillos, fosas comunes y casas de la tortura, también conocidas como checas. Sin embargo, los pesoes nos venden el camello ciego de un pasado brillante en el que lucharon incansables por la libertad y los derechos humanos, aunque lo más cierto es que durante la Guerra Civil actuaron con la misma saña criminal contra los católicos que los talibanes hoy en día. Lo que sí es necarario reconocerles es la habilidad para la progaganda, el tráfico de embustes y la demagogia barata.
DAZIBAO-Ñ-.
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