Lo cierto es que tenía material para hacerlo, especialmente con éste último aunque el resto no se quedaran cortos. Entre la recogida de patatas, la limpieza de piscinas, la colocación en el CNI de familiares y amigos y los admirables fotomontajes imperceptibles para el ojo humano había para chotearse un rato a pesar de que esto suponga que hayamos de preguntarnos en manos de quien está nuestra seguridad.
Sin embargo hoy nos desayunábamos con una noticia que hacía que me olvidara por unos momentos de nepotismos, peces espada y patatas y que esta vez ya no tuviera excusa alguna para ponerme a escribir unas líneas que compartir.
Como tdos sabréis a estas horas, ETA ha vuelto a actuar, esta vez en Vizcaya, en Arrigorriaga, y ha asesinado a Eduardo Antonio Puelles García, inspector de la brigada de información de la policía nacional responsable del grupo de seguimientos a terroristas.
No es cuestión ahora de hablar de números, pero lo cierto es que ya puede considerarse la primera víctima de ETA del llamado gobierno del cambio en el País Vasco.
Cambio. Cambio es lo que más escuchábamos hace unos meses… pero las cosas no cambian tan fácilmente. Hace solo unos días escuchábamos en televisión a ertzaintzas denunciar que desde el anterior gobierno se les impedía emprender investigaciones y detenciones sobre el grupo terrorista.
No contentos con todo compartíamos el desayuno con la noticia de El Mundo de que la cúpula antiterrorista del CNI dimitió en cadena hace un mes, y sin embargo nuestro ya amigo Alberto Sáiz, aquel que en 2004 todos criticábamos porque no sabía ni hablar inglés, decía en el congreso que, “tenemos problemas internos.
Lo dicho, esperemos de verdad un cambio. Un cambio real. Un cambio que suponga que no hablemos de más muertes. Un cambio por el que hablemos de detenciones de terroristas y no de caza y recogida de patatas.
Pero sobre todo, ojalá no tengamos que hablar de una víctima más.
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