Miro la pantalla y veo un anciano que grita consignas a favor de un grupo terrorista, me fijo bien y la televisión se llena de banderas independentistas, por un momento en la confusión creo estar viendo una escena de Kale Borroca (terrorismo urbano) en el País Vasco, pero no es Cataluña, Tarrasa concretamente.
Sigo atónito contemplando el televisor y escucho al periodista narrar el motivo del sabotaje, juega la selección española de fútbol y ahí unos cuantos ciudadanos que quieren verlo en un espacio público.
Me acuerdo de aquellos que siempre avisan de el peligro de mirar hacia otro lado, pensaban que la inmundicia estaba contenida (una minoría) en aquella maravillosa tierra que es el País Vasco, pero no al final el cáncer ha hido creciendo y dominando en muchas otras regiones de España.
Que miserable de pelo blanco, grita consignas antiespañolas, acaso nosotros le saboteamos el triunfo del tan nombrado Barca, o celebramos todos que un equipo español consiguiese el titulo.
Ahora me acuerdo, quizás todos somos culpables, prendimos la mecha el dia que dijimos que no pasaba nada, a lo mejor miramos hacia otro lado con la ilusión de que quemar nuestros símbolos nacionales fuera una chiquillería.
Todo este tiempo contemplando desde la barrera los pitos y los boicots a todo lo que suene a español, hemos sido participes del crimen, hemos dejado que se sintiesen por encima de la ley, incluida la policía catalana que ha hecho lo propio, al igual que la del País Vasco.
El independentismo esta ganando la batalla en la calle, ellos pueden hacer casi lo que les de la gana, nuestro sistema es tan garantista que les permite crecer exponencialmente, sabiéndose protegidos por el sistema que tratan de tumbar.
Los jueces actúan mas por prudencia que por honradez, todo es políticamente correcto para no herir sensibilidades, excepto la de la mayoría que nos sentimos españoles.
Que contradicción mas absurda, protegemos a quienes tratan de destruir la paz que tanto costo conseguir en este país.
En Cataluña hoy el PP se ha convertido prácticamente en un apestado, los partidos del entorno independentista han socavado las voluntades y hoy dia votar a ese partido es anti catalán. Atacan sus sedes y a sus dirigentes, boicotean los actos públicos y los gobernantes promueven leyes para alentar el odio a lo español identificándolo con fascista.
No conozco ni a una sola persona que se le ocurriese quemar una bandera catalana o vasca, solo proponerlo seria un acto ridículo.
La democracia española es un adolescente sometido a la presión de los malos amigos, esos que solo quieren pasarlo bien, aunque se ponga en riesgo la buena salud.
A nuestra generación y a las que vendrán por detrás, nos queda una ardua labor, que será la de hacer los deberes de quienes hoy nos gobiernan y se muestran indiferentes ante la injusticia.
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