"Se acabó la impunidad, llegó el Lendakari y mandó a luchar..."
Esa es la idea que se debe sacar de todos los símbolos que se pusieron de manifiesto ayer en el País Vasco.
El discurso de Patxi López, la enorme concentración de gente mostrando su repulsa a los perros rabiosos, la retirada de las fotos de etarras por parte de la policía vasca a cara descubierta, pero sobre todo, las valientes palabras de la viuda del honrado policía asesinado.
Y la entereza moral que, junto a la valentía, demostró. Ella y sus hijos.
Tienen que soplar nuevos vientos en esas tres provincias tan españolas después de que ese fantoche de Ibarreche esté en su casa haciendo calceta. Aunque siga intrigando y zascandileando desde la sombra. Ya no pinta nada. De los cobardes no se acuerda nadie.
Hay que acabar con la lacra terrorista cueste lo que cueste. Hace falta firmeza.
Que el lendakari pase de las palbras a los hechos.
Todos los españoles de bien le apoyaremos. Que ni se le pase por la cabeza la palabra negociación.
Con lobos no se negocia ni se dialoga. Se les extermina y, muerto el perro, se acabó la rabia.
A pesar de lo que dice ese imbécil llamado Alfonso Sastre, coaccionando al gobierno vasco, legítimamente elegido.
Y la encomiable demostración de democracia de los “gudaris con barretina”, quemando una pantalla gigante en Tarrasa en la que se estaba retransmitiendo el partido de la selección española.
Estos también, al saco…
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