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viernes, 1 de mayo de 2009

Reflexiones sobre el Dos de Mayo


Una vez más llega la fecha que conmemora la gesta gloriosa que aún reside en las almas y los corazones de los españoles de bien y que nos recuerda que, aun con nuestros defectos, somos un gran pueblo y una gran Nación. Conviene recordar esto a aquellos que se empeñan en cuestionar nuestra existencia y catalogan a España como una entelequia, cosa que jamás se plantearon nuestros antepasados, gentes sencillas, humildes y, en muchos casos, analfabetas, pero de gran nobleza y coraje que suplen con mucho las otras carencias.

El aniversario nos recuerda también la fortaleza de la unidad, que va estrechamente asociada a la idea de Nación. Durante seis años, nadie se cuestionó si había hechos diferenciales por ser vasco, catalán o madrileño, pues todos luchaban codo con codo contra el invasor y sentían un destino común que trasciende mucho más allá del estrecho concepto de "territorio" al que ahora nos hallamos demasiado acostumbrados, por desgracia.

Otra lección a considerar es que el pueblo está muchas veces por encima de sus dirigentes, y cuando no puede ser manipulado gracias a las armas mediáticas es capaz de ver más allá de las simples luchas intestinas por el poder y advertir cuál es la realidad inmediata y las decisiones a tomar. Afortunadamente no había televisión en 1.808, pues de ser así, es muy probable que todos hubieran terminado afrancesados y los hechos hubieran sido otros.

Desgraciadamente, el espíritu del Dos de Mayo tampoco parece ser correcto a los ojos de algunos que, instalados en los parámetros ideológicos del progresismo, vienen a gustar poco del verdadero sentido de Nación —ese concepto “discutido y discutible” según Zapatero—, sustituyéndolo por esa ridiculez de la España plural, tan absurda y tan acomodaticia a ojos de los separatistas, para los cuales hablar de la Independencia de España es poco menos que mentarles la bicha. Quizás por eso, las mentes de los malpensados no cesan de trabajar y algunos se plantean el interrogante que subyace tras la polémica ¿De qué lado habrían estado algunos si hubieran vivido en 1.808?

Polémicas y afrancesados aparte, no viene mal hoy recordar aquellos tristes acontecimientos, que si bien enormemente sangrientos, fueron los que asentaron los cimientos de dos conceptos que hoy asumimos como irrenunciables: España y la Libertad.

Fuerza y Honor.

1 comentario:

  1. De acuerdo,ten cuidado,no sea que también le afecte la memoria histérica esa...

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