jueves, 23 de abril de 2009
Yo quiero ser como Audi
Ayer todos los medios anunciaban a bombo y platillo que Volkswagen había elegido la planta de Martorell para la fabricación de su nuevo modelo, el Audi Q3. Pero hoy nos enteramos que tan buena noticia no hubiese sido posible sin los buenos oficios del Gobierno de España, ese que sale en dos de cada cinco anuncios de los que vemos en televisión.
Buenos oficios y 120 millones de euros -20.000 millones de las antiguas pesetas- que saldrán del erario público español, más otros 40 de la Generalitat de Cataluña. En otras palabras, que mantener los 8.000 puestos de trabajo, 1.500 directos y 6.500 indirectos, según Rodríguez, nos costará unos 20.000 euros por puesto de trabajo a todos los españoles, algo así como el equivalente a poco menos de dos años de subsidio de desempleo. Así cualquiera mantiene factorías abiertas.
Por esa regla de tres, el Estado debería gastar la friolera de 74.000 millones de euros para sacar del paro a los 3,7 millones de españoles que engrosan las listas del Inem. No es como para sacar pecho, pero aún así, ayer algunos se felicitaban por el “logro”.
Hace un año, cuando todavía no había crisis, según nuestros gobernantes, el ICO no quiso prestar 150 millones de euros a Fadesa. Como tampoco ha habido dinero para impedir que mi amigo Manolo se quede en el paro, precisamente ayer cuando cerró la fábrica de pavimentos en la que ha trabajado durante 18 años.
Es una pena que no todas las empresas se llamen Audi, Volkswagen o Caja Castilla la Mancha. Es una lástima que no todos nos podamos dedicar a la fabricación de vehículos o al negocio bancario, que son los que preocupan a nuestro Gobierno.
Yo no soy partidario de las subvenciones. Ni para Audi, ni para Fadesa, ni para las cajas de ahorros, ni para la fábrica de pavimentos de mi pueblo. Porque los 120 millones que hoy le han caído a Volkswagen ayer –o mañana- saldrán del bolsillo de otros muchos negocios que, con crisis o sin ella, tienen que pagar sus impuestos.
Pero ahí están nuestros políticos, subvencionando a unos sí y a otros no, en función del titular de prensa por los despidos que causa un cierre. Si Ud. es el tendero de la esquina que ya no puede seguir adelante, como sólo va a despedir a dos trabajadores, “res de res”. Pero, ¡ay!, si Ud. es directivo de una gran empresa y planea un ERE de 800 personas, entonces llegan las políticas de “gasto público”.
España nunca saldrá del agujero hasta que no entendamos que vivimos en una economía de mercado y no en un mercado de votos. Y aquí volvemos a lo de siempre. Lo que a los políticos les interesa son los votos ni la economía, ni el empleo, ni la productividad. ¡Así nos luce el pelo!.
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Muy bueno tu artículo :-)
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