Comprendo que existen personas con tendencias sexuales hacia su propio sexo, no me gusta, pero lo acepto. Sin embargo, nunca entenderé por qué se supone que tienen que estar orgullosos y montar un carnaval de mal gusto que provoca sonrojo incluso a algunos de los suyos. Orgullo es lo contrario de naturalidad. Tampoco incita precisamente a unirse a su grupo.
Si pretenden que se les reconozcan sus derechos y no les discriminen y, en una palabra, ser igual que cualquier otra persona; tal vez deberían empezar por comportarse como el resto. Es decir, dejar de lado la provocación gratuita y no dar motivos a los que les acusan de ser promiscuos, violentos o toxicómanos. La fiesta del orgullo gay confirma los peores argumentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario