...Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados en la igualdad, y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables entre los que se encuentran la vida, la libertad y el derecho a la felicidad. Que, para asegurar estos derechos, los hombres crean gobiernos que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados. Que cualquier otra forma de gobierno que atente a estos fines puede el pueblo alterarla o abolirla para instituir un nuevo gobierno, que tenga su fundamento en tales principios y organice sus poderes de tal forma que parezca más seguro alcanzar mediante él la seguridad y la felicidad. La prudencia, en verdad, enseña que los gobiernos largamente establecidos no pueden cambiarse por causas ligeras y transitorias, y de acuerdo con esto, la experiencia ha mostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir mientras los males sean sufribles que a hacerse justicia a su misma mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Apero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, persiguiendo invariablemente el mismo objetivo, hace patente un designio de reducirla bajo el despotismo más absoluto, es su derecho, es su deber, arrojar de si tal gobierno y proporcionarse nuevas leyes para su seguridad futura. Tal ha sido el sufrimiento paciente de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que las obliga a alterar sus antiguos sistemas de gobierno....
(Thomas Jefferson. Declaración de independencia de los Estados Unidos de América)
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