Al igual que en Madrid, muchas ciudades fueron testigos del alzamiento nacional en contra de los franceses, de los sueños imperiales de Napoleón. Una de estas ciudades fue la ciudad aragonesa de Zaragoza, que fue víctima de sitios e intentos de conquista.
Zaragoza estaba situada en un centro estratégico en las comunicaciones con la Península y Francia, por tanto era una pieza fundamental que se debía conquistar a toda costa. Al principio los franceses subestimaron a los defensores zaragozanos, pero con el tiempo se dieron cuenta del gran hueso duro de roer que tenían delante.
Los primeros que se plantaron delante de la ciudad fueron el general Lefebvre Desnouettes y sus 4.000 soldados, el asalto no se hizo esperar. Durante una jornada entera los artilleros, soldados e incluso vecinos derrotaron a los franceses, sólo la caballería logró penetrar por la puerta de Santa Engracia pero no les quedó más remedio que retirarse al verse rodeados. El primer asalto se cobra la vida de más de 700 soldados napoleónicos y 300 españoles.
Lefebvre pidió refuerzos y tras un breve período de descanso se preparó para reiniciar la ofensiva, esta vez se le unió un poderoso tren de artillería. Los franceses no fueron los únicos que se reorganizaron, los sitiados reforzaron las defensas de la ciudad y recibieron refuerzo militar, ya que uno de los errores del cerco francés era que no abarcaba todas las entradas de la ciudad.
El 30 de junio de aquel 1808 se reanudó el ataque con un fuerte bombardeo por la ciudad y pasado unos pocos días se lanzaron al que creían que sería el ataque definitivo, sin embargo vuelven a ser vencidos por el espíritu patriótico de los zaragozanos a su tierra, España.
Los franceses no son de rendirse facilmente y el 31 de julio reanudan de nuevo el bombardeo con un asalto generalizado el 4 de agosto el cual logra desbordar las defensas y consiguen adentrarse en la ciudad. Una semana entera duró el conflicto dentro de la ciudad, muchos muertos pero también mucha gente que dió muestras de su valor y amor a la patria, uno de ellos fue Agustina de Aragón que tomó el mando de la plaza del Portillo. 1500 bajas entre las filas francesas. La evacuación de José I de Madrid obligó a los imperiales a levantar el sitio por un tiempo.
Al líder de la defensa zaragozana, Palafox, se le unieron muchos hombres de todas partes de España atraídos por la gesta de Zaragoza, también recibió piezas de artilleria con lo que llegó a contar con un ejército de 30.000 soldados y 160 cañones, es decir, un señor ejército.
El 21 de diciembre comenzó de nuevo el asedio, esta vez el mariscal al mando, Moncey contaba con 40.000 experimentados soldados y más de 100 piezas de artillería. También los mandos militares franceses se habían replanteado la estrategia y esta vez el cerco era total.
Para desgracia española se dio un brote de tifus en la ciudad que facilitó la entrada descontrolada de franceses en la ciudad aragonesa, no obstante se volvió al encarnizado combate de luchar casa por casa. Tres semanas logró aguantar el pueblo zaragozano a los militares imperiales.
Al caer enfermo Palafox del tifus el 19 de febrero una junta militar le sustituyó al mando. Más tarde la junta decidió entregar la ciudad al mariscal Lannes a cambio de un perdón general que en su mayor parte no se llevó a cabo, ya que casi todos los líderes rebeldes fueron ajusticiados y sus cadáveres lanzados al Ebro, a excepción de Palafox que quedó confinado en una prisión hasta el fin de la Guerra de Independencia. El asalto junto con la enfermedad dejó 50.000 bajas españolas
Estas fueron las personas que defendieron España de los ejércitos de Napoleón, fue esa gente la que demostró que a la Grande Armée se le podía vencer y fueron ellos los que murieron por conseguir una España libre de la opresión...una gente de la que deberíamos coger recortes los que hoy estamos aquí viendo como este hermoso país se sumerge en las tinieblas más absolutas. Heroicidades como las narradas en esta historia nos han de dar valor para luchar pacíficamente y con la palabra contra los que quieren dividir y romper España.
Los héroes siempre se olvidan.
ResponderEliminarSaludos.