El Superrey

Estos días los españoles hemos tenido la ocasión, una vez más, de asistir a un nuevo alarde de lacayismo servil por parte de la cadena de televisión estatal, tras la emisión de la serie 23-F: el día más difícil del Rey. Un nuevo alarde de servilismo ante el poder instalado, instaurado, restaurado o reinstaurado.

Hemos podido observar en la serie cómo nuestro Rey hacía frente al malvado y bigotudo Tejeretrix, igual que hace meses nos salvó a todos los españoles del diabólico Gorilón, tan desamparados como estábamos.

Flaco favor hace el servilismo felpúdico a esta "Monarquía del siglo XXI" (aunque no sé si los números romanos andan algo trastocados) con este peloteo sin par, pues hay asuntos que, a veces, es conveniente "no meneallos".

Pero como la tendencia genética del español de todos los tiempos es ser servil hasta la náusea (recordemos en el Cantar de mío Cid: "Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor"), no desilusionaremos al común sobre el asunto y aplaudiremos con las orejas, a ver si nos cae por aquí algún cacahuete.

Dado que tenemos un Rey al que quieren presentarnos como un superhéroe, desde aquí ponemos todas nuestras esperanzas para que nos salve de la aterradora crisis económica que atenaza a los españoles y, en solidaridad con los más necesitados, con aquellos que, en los últimos meses, están superpoblando los comedores de Cáritas y demás instituciones católicas solidarias (las auténticas "casas del pueblo"), reparta entre los que estamos parados (aunque no mentalmente) gran parte de los aproximadamente 9.000.000 de euros (unos 1.500.000.000 de pesetas, antiguas y modernas) destinados anualmente a la Casa real (sin contar los inmensos gastos de mantenimiento de los palacios, viajes programados y medidas de seguridad, que van aparte, y del presupuesto extra para redecorar este año el Palacio de la Zarzuela) y que todos los españoles debemos pagar de nuestros bolsillos obligatoria y "libremente".

Hasta los parados.

¡Ah! ¿Que eso sería demagogia?

No sabía que demagogia fuera la palabra que ahora sustituye a solidaridad...



Publicado previamente en: El Filóloco y Mi Querida España