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jueves, 2 de julio de 2009

Esos indeseables se camuflan en la democracia


Parece mentira que muchos no sepan que hoy en día los genuinos dictadores ya no se hacen con el poder con cuartelazos o revoluciones bananeras sino que utilizan la democracia. Es decir, el fusil de asalto AK-47 lo han sustituido por la demagogia, cambiando la legalidad vigente a capricho. Actualmente todo se hace con más sutileza.

Sin embargo, en toda democracia existe una regla básica de autoprotección, es decir, Yo, perdedor de las elecciones, acepto que tú gobiernes, resignándome a hacer una oposición pacífica, siempre que tú respetes las reglas del juego que garanticen la limpieza electoral y las libertades y derechos que a mí me permitirán gobernar alguna vez. Es obvio que si una de las partes no respeta la regla básica expuesta es que quiere gobernar de una forma totalitaria, quedando la otra parte liberada, a su vez, de respetarla –en otro caso quedaría en desventaja y forzada a acatar la arbitrariedad–, por lo que se iniciaría una fase de convivencia violenta.

En base a lo que he expuesto nunca la democracia puede funcionar si sus principales partidos políticos no aceptan las reglas básicas democráticas, normalmente incluidas en las constituciones. Y no me vale lo de cambiar la Constitución a capricho para justificar que lo que haga el dictador sea bueno. Un ejemplo: Yo que tengo mayoría parlamentaria cambio la Constitución para ser elegido Presidente Vitalicio y con poderes absolutos ¿Es ésto democrático para ti?

La democracia descansa en el supuesto de que la mayoría de los ciudadanos no votará a un partido contrario a las libertades; y por lo común así ha ocurrido pero no siempre. Hitler obtuvo el poder democráticamente afirmando que no iba a eliminar la Constitución, sino a interpretarla de manera más “profunda”, más “generosa”, dirían otros ahora. Lo mismo está ocurriendo actualmente con gobiernos como el de Venezuela, Bolivia o Ecuador y que pretenden extender su cáncer ideológico a Honduras. Dicen representar al pueblo y llegados al poder por medios democráticos enseguida comienzan el proceso de demolición del sistema de libertades. Estos hechos vulneran gravemente las reglas del juego democrático.

Así vemos que gobiernos opresores muchas veces son el resultado de elecciones democráticas y una democracia opresora no resulta menos abusiva que una dictadura, sólo que su despotismo suele ser menos visible. La técnica totalitaria es la siguiente: cuando un dictador empieza a gobernar en una democracia siempre se apresura en apropiarse del control de los medios de comunicación, de la economía, de los medios productivos, así como de la educación. A pesar de que el dictador afirme que se legitima en su elección democrática sigue siendo un dictador, incluso aplaudido y admirado por otros aspirantes a dictador que también se ocultan detrás de las urnas.

En regímenes dictatoriales depende de la sociedad civil que los ingenieros de mentes no se salgan con la suya. Si lo consiguen, los ciudadanos del futuro no sólo no serán libres sino que nunca habrán tenido la oportunidad de serlo.


http://www.lodicecincinato.blogspot.com/

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